martes, 29 de diciembre de 2015

La voz de Bettie Holden Page





Bettie tenía un ruido en la cabeza
 como una mosca zumbando en una botella
con los años
se transformó en una voz de mujer
las veces
 escondida y susurrante
 una voz tenue
 pero con relieve y autoridad
 que como todo lo femenino
es una serpiente que mata
 si es que mata
 sólo por la fuerza de un abrazo


  No había peligro para los hombres
 pues a Bettie
 le gustaban las mujeres
 las mujeres con las bragas caídas
 las medias rotas
 y las faldas arrugadas
 con surcos en el vientre
 y pieles escamadas

 Brazos retorcidos
 abrazando un esqueleto ardiente
 con los que jugar
 en el silencio de la intimidad
y la sonoridad del hueso

Adoraba
 los pechos revoltosos
 como palomas alzando el vuelo
 de las jovencitas
 de ingenio afilado
 como el vidrio
 sus rosados y cálidos pezones
 sus hombros
 derrotados por el plomo
 y la mirada
 quieta por el tiempo

Se entretenía observando
los dientes rotos
 el destino quebrado
 y el rostro 
roído por los ratones

 Le gustaba
que el pelo de esas mujeres
 oliera a tabaco 
 a sexo
 que en sus piernas
 dejaran huella
 los azares de un amor
 nunca conocido
 y el rastro sucio de la pornografía
 la mentira

   Se excitaba también
con las uñas pintadas de negro
  mordisqueadas por los nervios
 los labios rojos
 carnosos y rebosantes
acabados
recortados
 en punta redonda
 las caderas
 embutidas en prendas infantiles
 y los pies
 grandes
 afincados en tacones rojos de aguja

Pero sobre todo
se excitaba
con el olor de orejas quemadas
el reflejo del odio
 en los ojos despistados
y ese aliento de alcohólicas 

Le conmovía en ellas
 ese carácter maldito
 esa delgadez extrema
 y esas costillas finas
 de conejo
 que al moverse
 rozaban las entrañas

Bettie
era como las manchas negras
 que recorren la memoria
esas manchas húmedas
 de la carne morada
 golpeada
un cuerpo
 con la turgencia de lo muerto
reciente
 y sellado
por la dignidad que otorga el dinero

¡Oh!
querido grupo selecto
  exclusivo
 de mujeres
  voces viciosas
 ocultas
en las sombras
 de una habitación vacía
abandonada
 en un motel de carretera
enloquecisteis
 sin remedio
hasta la muerte
 a la pobre
la pequeña
Bettie
Holden
Page







miércoles, 23 de diciembre de 2015

El gato al agua



Las elecciones del pasado 20D dieron los resultados más plurales y complejos de la democracia española. Unos resultados que han confirmado las sospechas de los ciudadanos con sentido común, y desmentido los libelos propagandísticos, llamados sondeos o encuestas en períodos electorales, que los distintos partidos de colores varios, han configurado sistemáticamente con la inestimable ayuda de sus intelectuales orgánicos: los periódicos verticales. La campaña ha terminado, y las hostilidades de charanga, los juegos pirotécnicos del discurso de la seducción y la persuasión, verdaderos encantadores de serpientes, y las formas deportivas de la competitividad política, también. Ahora, y hasta la próxima cita electoral, empieza la cruda repartición de la tarta, la terca realidad de las correlaciones de fuerzas, las distribuciones materiales del poder; empieza, como no podría ser de otro modo en una democracia administrada, el juego de sillas, el juego de pactos y negociaciones socialdemócratas que debe asegurar según la hegemonía del status quo, la estabilidad y seguridad, el orden y la gobernabilidad; donde gobernabilidad, es el dominio de unos pocos sobre unos muchos según criterios económicos y burocráticos. 

En estas elecciones se ha producido lo que viene siendo la tónica general en todos los comicios de este año: la victoria de la derecha y la derrota de la izquierda. Pues la unidad de la derecha, y en esto incluyo a liberales, conservadores y socialdemócratas (Marcuse, y yo lo suscribo, veía la socialdemocracia como una antesala del capitalismo, un sustituto del liberalismo que hacía las mismas funciones pero que no despertaba al Rojo, el miedo al rojo, sino que lo integraba como aliado); proporciona un caudal de votos mucho más compacto y seguro; mientras que la fragmentación y división de la izquierda, y si a esto le sumamos la confusión y la ambigüedad en la determinación ideológica de los nacionalismos, genera una distribución de los votos que imposibilita grandes bloques de oposición unitaria que compartan plan, dirección, guía y finalidad, un para qué; consustancial a todo partido que se precie estructura representativa de una clase social. Los resultados fueron los siguientes: PP con un 28,7 % de los votos y 123 escaños, PSOE con un 22% de los votos y 90 escaños, Podemos con un 20,6% de los votos y 69 escaños, C's con un 13,9% de los votos y 40 escaños, y el resto repartido entre otros partidos minoritarios.  




Con estos resultados sólo habría dos gobiernos de coalición posibles que obtendrían la mayoría absoluta, suficiente, para investir presidente y gobernar sin problemas. Por un lado está la "gran coalición" formada por PP-PSOE que obtendría 213 escaños, que supera en mucho la mayoría absoluta de los 176 escaños necesarios para gobernar sin mosquitos. Esta fórmula parece imposible por las declaraciones del guapo Pdr Snchz; que ha ofrecido la segunda coalición posible de gobierno: PSOE-Podemos-C's, sumando 199 escaños. Algo que también parece imposible dada la ética higiénica, clínica, de C's, que sólo apoyaría la lista más votada, parece que con abstención, una forma cobarde de apoyar investiduras. Otra posibilidad, mucho más probable que las anteriores, es que el PP forme un gobierno en minoría, con pactos y apoyos puntuales según la geometría variable; que sólo sería posible si PSOE y C's se abstuvieran en la toma de investidura.

Como vemos, la victoria del bipartidismo ha sido clara, aunque la brecha parece imborrable y la primera víctima en cobrarse haya sido el grupo "socialista" (no puedo evitar reírme como un cascabel cuando llamo a esa panda de trepadores, socialistas; algunos los llaman Socialistos), destinado a desaparecer en el correr de los tiempos si Podemos mantiene su discurso crítico, la coherencia de sus actos durante la legislatura, y una nueva política de pactos más fructífera y flexible que la que mantuvo con IU antes de las elecciones. De todos modos, la degradación y decadencia del sistema establecido entre los dos grandes elefantes ha sido notable, pues el PP ha perdido cerca de tres millones y medio de votos y ha pasado de 186 escaños y un 44,6% de votos en 2011, a su decepcionante aunque victorioso 28,7% de votos y los 123 escaños. Del mismo modo la decadencia, hecatombe, del PSOE ha sido aún peor, ha obtenido los peores resultados de su historia pasando de 110 escaños y el 28,8% de los votos, a 90 escaños y el 20% de los votos, perdiendo cerca de un millón y medio de votos respecto a 2011 con Rubalcabra. Y lo peor de todo, es que sus consejeros y dirigentes parecen no haberse enterado todavía de nada. El problema en el seno del partido es más grave de lo que parece, pues mientras sus barones regionales piden formar oposición, la cúpula directiva, la de Madrí, pide formar gobierno, como sucede con los perros que barruntan muerte, y sus aullidos toman la oscuridad de la noche y no permiten ningún sonido disonante. En este aspecto es necesario mencionar que la inefable e indecible Susanita (no la del ratoncito, sino Omaita, la de Andalucía, Susana Díaz) sigue haciendo un flaco favor a su partido a nivel nacional, reivindicando un cantonalismo y chovinismo estúpido, propio de nacionalistas, y que debilita las posiciones del partido en el resto de España. Sus declaraciones más allá de no gustar nada en Ferraz, hacen más difícil el papel de piedra de toque o partido bisagra, para todos los pactos de gobierno, pues sea quien sea el que gobierne, sólo podrá hacerlo a través del PSOE, negociando con ellos. Que paradógicamente, habiendo perdido estéticamente las elecciones, técnicamente, según la correlación de fuerzas, son el partido clave para la "gobernabilidad" del país. Ferraz está engorilado, sumido en lo que yo llamo el síndrome "Ximo Puig": ser el derrotado, el perdedor absoluto (en función de lo que fueron) de unas elecciones y aparecer como vencedor, sonriente y victorioso, con esa sonrisilla de cretino y lameculos. Debemos destacar que el PSOE ha realizado una estrategia electoral pésima, no sólo por un candidato irrisorio que sólo gusta a las ridículas feministas de cuotas y porcentajes, sino porque ya no disponen, por ignorancia, pues siguen siendo los mismos hijos de puta, del apoyo de la Intelligentsia, de la élite intelectual, como así la dominó Gozalón para el referéndum de la OTAN y Zp los movilizó, la Cultura, los de la ceja, para las elecciones de 2008. 

Estas elecciones podrán recordarse como las elecciones del error, pues cada partido
 ha cometido errores  hacia su propio electorado que le han valido graves pérdidas de votantes. En el PSOE ya lo hemos dicho, no movilizar la cultura, el PP con la ausencia en los debates y su obstinación con la meseta y lo rural; y en el caso de C's , con el conocido y absurdo debate de la violencia de género, una cuestión que entró en la campaña electoral como categoría política y elemento programático (ya hablan de un gran pacto como el de la educación; estulticia general) gracias a su torpeza en la exposición de este camelo progre y femenino. Y el que a mi juicio ha sido el gran error de la izquierda, derivado de lo que parece ser su fragmentación natural: no haber conseguido una gran alianza entre los votantes y los miembros de Podemos e IU. La responsabilidad, en este caso, evidentemente reside en IU, experta y profesional en perder elecciones durante casi treinta años. No sé si la vieja guardia, las viejas glorias momificadas, o las nostálgicas juventudes, han sido los responsables de que la alianza no se llevará a cabo, pero sus resultados han sido nefastos, pues si el casi millón de votantes de IU hubiera votado una candidatura Podemos-IU (con las siglas de los magentas, esa era la única exigencia) ahora tendrían más votos que el PSOE, serían la segunda fuerza política nacional, muy cerca del PP, y no sólo siendo la llave, necesaria, de todos los pactos de gobierno, sino con posibilidades reales de formar gobierno con las fuerzas nacionalistas y sus variedades. El escenario hubiera sido totalmente distinto, y entonces sí, cerca de la derrota del bipartidismo y del PSOE. Aunque de todos modos, Podemos tendría el mismo problema interno: las franquicias. Pues al no poder presentarse en todos los sitios con una sola marca, jerárquica y personalista, las mareas, las plataformas civiles y demás, harán de franquiciados de Podemos. Algo que en los momentos más delicados con los problemas territoriales o las gilipolleces posmodernas, les dará más de un quebradero de cabeza a una cúpula que ha sido de las más inteligentes de entre todos los partidos. En el caso de C's, el mayor problema, aunque parezca lo contrario, es su dinero; algún día tendrán que devolver el favor a esos entes que les han prestado el dinero y el personal (pijos y pachulis) para poder presentarse en toda España, pues en las europeas no disponían ni de un puto duro. Resumiendo; a falta de una cohesión de la izquierda clásica, IU por ejemplo, Podemos en los momentos clave se ahogará con la gobernabilidad posmoderna; y C's con sus acreedores, sus felices empresarios, y su bestiario trepador (de entre tanta gente, encontraremos de todo, lo mejor de cada casa) se verá imposibilitado para hacer reformas y cambios sustanciales, les tirarán del collar como a las bestias. Lo que sí ha sido una victoria de Podemos y un fracaso para los tres grandes partidos restantes, ha sido el tema del nacionalismo catalán, ya que introducir el tema del infecto "dret a decidir" como un eje central de la legislatura, ha constituido una trampa mortal para los constitucionalistas, que si quieren pactar con ellos, tendrán que tragarse la fábula nacionalista, y si no, perderán un gran apoyo, contentando así Podemos, a propios y extraños. Sin mayorías absolutas, y ampliando juego y la dinámica parlamentaria, más entretenida y movida que nunca. 

Para terminar, haría una pequeña observación sobre el pasado y, el posible, presente gobierno del PP; pues en su seno podemos ver dos grandes grupos, los conocidos como PP pop y PP heavy. El primero lo conformarían los tecnócratas, burócratas y administradores, tales como, Rajoy, Soraya, Cifuentes, Montoro, y las jóvenes horneadas, Andrea Levy y Casado, entre otros. Un grupo más light y soft, más cercanos al falangismo que al liberalismo de los segundos, un PP conservador clásico, en el que encontramos a Esperanza Aguirre (que no empezó en AP, sino en el Club Liberal de Madrid, dirigido por el economista liberal Pedro Schwartz; nuestro Friedman español), Aznar, Mayor Oreja, el ex, Vidal Cuadras, etc. Vemos como en el caso de los burócratas pop, la asimilación y adecuación a la socialdemocracia y sus avatares es total y absoluta, sus ideologías despolitizadas se adaptan a la perfección, y la pérdida de la hondura filosófica de sus planteamientos también; mientras que los liberales clásicos, más políticos, y cuyos planteamientos son filosóficamente más profundos, y a su vez, quizás más peligrosos y míticos, se muestran hostiles al Estado social o del bienestar (también a la biopolítica), y pretenden lo de Ayn Rand y Robert Nozick; salvando las distancias. Digo esto para poner de relieve la paradoja y conflicto interno del partido, cuya unidad, oculta y sutura bastante bien, pero que de vez en cuando remueve los cimientos, véanse las recientes declaraciones de Aznar pidiendo tras las elecciones un cambio de candidato; ocurrencias de tortuga.  El gobierno actual parecería pues de los primeros, gestores más despolitizados y reificados, pero con menos hostilidades hacia el sistema social dirigido o administrado; menos "ideas geniales" o "inventos extraños" en beneficio de la "libertad individual". 









jueves, 17 de diciembre de 2015

Hombres malos






A nuestro presidente Rajoy, el de - es el vecino el que elige al alcalde, y es el alcalde el que quiere que sean los vecinos el alcalde, o el de - ETA es una gran nación ¡perdón! España es una gran nación; se le ha ocurrido la brillante idea, made in Spain, de colocar, con la inocencia y arbitrariedad de quien coloca un imán de Benidorm en la nevera, las elecciones a cinco días de la Navidad: -ese tiempo religioso que tanto costumbrismo laico ha producido, como dice Rigalt ¡Para que luego digan que el presi tiene menos talento que una berenjena de invernadero! (mi querida R. es amiga de las coles, amigos donde los haya, y no entiende cómo puedo pensar que son el origen del mal en el mundo; evidentemente no soy yo el que se equivoca). Debemos entender que todo esto no es un acto de vanidad, una farrucada, sino una muestra más de la burbujeante inteligencia de Rajoy y la evanescente astucia (el verdadero acero que da a las armas su filo y su brillo) del aventajado asesor Arriola. El ilustre hombre que odiaba a los periodistas y menospreciaba el fenómeno Podemos (¡vaya con el sociólogo! ahora los podemitas están creciditos y ya tienen vida propia, andan solos sin tutela de las televisiones y le amarga los días y las noches al PP...) el de los andares tipo Fraga en su mejor momento, es decir, cuando actuaba en el espacio político como Wanda Jackson actúa hoy en los escenarios de medio mundo (pues menuda es la criatura, octogenaria avanzada, y de gira por ahí al ritmo vacuno de la guitarra del cigarral y del taconeo country: rancho, cerveza y arena).  

Los tiempos electorales son tiempos para la desidia y el tedio más absoluto, pues el "pueblo", convertido en público que es autor y en espectador que acuña la soberanía con el mando a distancia, ya conocen el vaivén de los políticos profesionales, que en las socialdemocracias, son como buitres que ya no planean en busca de cadáveres y residuos de cuerpos en descomposición, sino que comen educadamente en vasijas ordenadas por el papeleo, la burocracia. Tiempos en los que se buscan tibias y calaveras como quien busca mariposas por el monte; un monte que ya no huele a la pólvora de los maquis, sino a la pólvora de los cazadores de domingo de la Sierra madrileña. Los políticos hoy, desde la otra esquina del tiempo, desconocen que por sus corazones pasa la historia de una nación, doliente y sensible como todas, que grava a fuego en su memoria los signos que serán presagios de su propio final. No exagero si digo que estas elecciones son las más importantes desde las del "77" en España, nombre que rompe en el jardín catalán de los enanos como nombre maldito. No exagero si digo además, que su decadencia se muestra con nítida claridad audiovisual, en los detalles, en forma de maldades que se han lanzado, como rosas a vírgenes y caballeros, en las televisiones, rodando huecas y vacías, lleno de pura inanidad y vacuidad, produciendo billetes de la nada. Que es de donde sale el dinero, a pesar de lo que diga Rand. Debates y más debates, producidos con el frenesí industrial, en que los políticos, de todos los sexos y precios, venden su intelecto y moralidad, igual que las putas de carretera venden sus rudos y usados cuerpos al bribón con la cartera más rebosante. Ya sé que puta, al igual que gordo (mi culo, cada vez más, encuentra dificultades para aposentarse en las sillas de los bares) y maricón, son palabras prohibidas por la ideología del bienestar y su aparato socialdemócrata, pero la subversión, al contrario de la subvención, al menos evita, entre otras cosas, las boberías de feminismos mal digeridos de algunas miembras del PSOE como Pilar Cancela, que a la consigna de - las mujeres no nacimos para putas, la joven pícara del ancien regime Rosa Belmonte, le responde desde el ABC - hombre, tampoco para abogadas del Estado.  

Las palabras más nimias y paupérrimas, tacos o  insultos como sombreros de la oración que diría aquel, toman una importancia colosal en forma de injurias y calumnias, transformándose mediante la televisión en arietes de guerra arremetiendo contra su "rival" electoral, esperando el beneplácito y satisfacción de su electorado. Un electorado educado ( y yo me incluyo) en el sentido literario de la vida y modulado según las necesidades de la máquina de deseos que es el cine y la televisión. Una artificio del arte y la imaginación que no sólo te impone el hecho de desear, qué desear, y el querer desear, sino que te obliga, igual que Kant con el deber, a disfrutar y gozar con el deseo (la vida copia al cine y no al revés) a sentir placer en el deseo de desear algo. Relativizando así el contenido, en este caso, el mal en la realidad, y encontrando en él y en la picaresca algo digno de admirar y considerar en cualquier figura de lo social o lo político. La conocida admiración por lo maligno, por los malos, los villanos, el antihéroe, las distopías, y que en nuestro caso concreto, el de los tiempos electorales, se articula entorno al periodista y el político. Es más que conocida la película del maravilloso Billy Wilder, Primera Plana (1974), en la que los recortes humanos muestran unos vicios inquebrantables en el periodista, y una corrupción inherente al poder, en el político, o en cualquier figura de autoridad; a los que el espectador profesa un extraño sentimiento de afinidad cómplice, un modo de identificación perverso, pues se identifican también en la realidad. Wilder que fue periodista y sabe de lo que habla, los define así - un atajo de pobres diablos, con los codos raídos y los pantalones llenos de agujeros, que miran por la cerradura y despiertan a la gente a media noche para preguntar que opinan de Menganito o  Fulanito. Que roban a las madres fotos de las hijas que han sido violadas en los parques para hacer las delicias de las dependientas y amas de casa; y que al día siguiente, su reportaje, sirve para envolver un pajarito muerto. Para añadir que los beneficios de la profesión son - acabar corrigiendo pruebas encorvados, con el pelo blanco, sin vista apenas y mandando pitillos a los empleados.  Esto que retrata Wilder con ironía, comicidad y sátira en todos sus personajes, causa una cierta aceptación del fenómeno en las mentes más indolentes y perezosas. Así, en el polo opuesto, que también juega un papel político, se causa la identificación con la víctima en los individuos más sentimentales y patéticos. La lectura en términos verdugo y víctima de las figuras políticas, es generada por el cine y la televisión, y hace al villano más comprensible y simpático, más humano y soportable de lo que es, en vez de verlo como un ser deleznable; y a la víctima, un sujeto patológico, enfermo, al que hay que socorrer y ayudar sea cual sea su condición, en el que la responsabilidad queda diluida en el sentido general de la cinta; sentido del que la realidad carece, por supuesto. 

La campaña electoral y los espectáculos de los políticos en televisión: los hemos visto hablando de fútbol con sus hijos y colegas, escalando montañas, ir en globo, cenar y beber copiosamente, bailar, jugar al futbolín y practicar deportes varios; ayudan a hiperhumanizar y edulcorar unas figuras reales, y convertirlas en personajes fílmicos, que se enjuician, valoran o aceptan, según los criterios superficiales de la estética deportiva y televisiva. Una competitividad, que no muestra en su crudeza y rotundidad la dimensión agónica o trágica de la oposición política, pero que opera como tal en la realidad, se la tome uno como se la tome.  














sábado, 12 de diciembre de 2015

Nacimiento y decadencia del periodismo





Corpus Barga (1887-1975), de nombre tan oportuno para un escritor (no intelectual, pues esta tropa, como buen sindicato, vive de la subvención, del reparto de la tarta partidocrática) elabora, en un artículo llamado El nacimiento del periodismo 1953, como bien hizo Kant con la historia de la humanidad, un posible inicio de aquel oficio hoy tan denostado, blasfemado en tertulias cotidianas y televisivas (si es que no son ya lo mismo), llamado periodismo. Nos advierte como toda mente viva y trabajada por la experiencia, que el concepto es elástico y se estira como el caucho en el camino oscuro y quebradizo del espacio y la  temporalidad. Lo llama, en un feliz hallazgo, concepto caucho del periodismo. Pues su origen se pierde en la aurora de los tiempos y es difícil, a pesar de los pedantes inútiles nacidos de la absurda universidad, establecer una fecha unívoca e irreprochable del término como tal. Encuentra distintos orígenes, actividades o prácticas en las distintas etapas del Espíritu humano que recuerdan a la esencia o naturaleza del periodismo: contar cosas, contar cuenticos reales, informar de algo, registrar algo. Esa es su estructura primitiva. Pues ahí, en el tantán de los pueblos primitivos, para avisar de peligros, anunciar reservas de comida y presagios de las deidades climáticas (somos animales climáticos como nos recuerda el bueno de Pla), encontramos lo que él llama: periodismo de percusión. El ruido y el sonido (un sonido no articulado como el de los nacionalistas catalanes y el ¡eh! del autista Rajoy) que nos instala y abandona en la animalidad, aunque nos informa de una acumulación no cuantificada, un beneficio o perjuicio supersticioso, un pasado y un futuro incierto para el grupo. En el Antiguo Egipto, es periodismo jeroglífico, en un lenguaje de imágenes como el de la televisión, más iconográfico y fonográfico que lingüístico. El periodismo griego, es el periodismo historiográfico de Herodoto y Tucídides, pasando por el periodismo de los sofistas y retóricos que en los diálogos de Platón, aportan toda la información de las intimidades, los chascarrillos, los culos sucios, y los cotilleos políticos de la ciudad al inocente Sócrates. Hasta la creación de la biografía: las Vidas Paralelas de Plutarco. Empieza el periodismo ligado a la escritura, escritura exotérica, política, pero no aún su politización o instrumentalización. En Roma se da en los Annales Maximi, Comentarii pontificum, las efemérides de las hojas de Trimalción (gobernador de provincias, como Artur Mas) y las Acta diurna pópulo romani, bajo la dictadura de Julio César (además de su De bello Gallico, las crónicas de guerra de las Galias).  Periodismo romano en el que se registran: número de nacimientos, crucifixiones de esclavos, cantidad de trigo levantado, número de bueyes de labor, efemérides, guerras y territorios conquistados; es decir, periodismo de inventario. Ya no es el aviso del animal o la escritura de imágenes, la exotérica política, sino el control y administración de lo humano por el poder. Se inventa el "periodismo de Estado", el periodismo imperial; en dictadura.

En la Edad Media, se encuentra el periodismo en las cartujas, en los conventos, se constituye el periodismo de clerecía. Entre  los hermanos legos, menestrales y cartujos, los caballeros contaban la vida de los hombres, se penaban, se encontraban, se agitaban en los infiernos de la vida, intercambiaban noticias lejanas y pareceres cercanos, confesaban placeres íntimos; cruzaban conocimientos, ideas, recuerdos, subían y bajaban como la vida misma en las habitaciones de las hospederías. En las cocinas, entre calderos, cazos, pucheros, fuegos; entre los huertos, patios de retiro y viveros de peces tranquilos. Pero el cenit del periodismo llega con Gutenberg en 1440 con la invención de la Imprenta de texto compuesta por letras móviles separadas, que es lo contrario a la impresión de un texto unido a un gravado, como solían hacer los cartujos. Se posibilita técnicamente la divulgación y la reproducción de textos, cuyo colchón material eran las ciudades de ferias mercantiles, las ciudades y las cosas de Banca y Comercio. Concretamente, según Barga, fue la familia Fugger (los Fúcar según los españoles de la época, tan singulares como los de ahora) una familia de banqueros de Augsburgo, la familia de banqueros más poderosa de la Europa de los siglos XV-XVI, la que inicio lo que hoy serían los semanarios. Pues como dice Corpus Barga - la vida de los hombres no está hecha por la estética tanto como por la economía [...] el mayor derecho soberano reside en la acuñación de la moneda, en los banqueros, no en los reyes o los artistas. Los Fúcar, tras publicar las relaciones epistolares de sus corredores, familiares y amigos, entre grupos selectos de la sociedad, sus clientes, se lanzaron a convertir en un semanal la hoja mercantil. Empezando así el periodismo de empresa. En el siglo XVII, en plena modernidad, surgen los primeros periódicos, ya con un carácter informativo general y comercial, controlado y oficial. Destacan El News Letters en Inglaterra, la típica "gacetilla" de la gazeta italiana (sinónimo de urraca), la Gaceta de Francia (1651), entre otros. En el siglo XVIII, en plena ilustración, a través de los ensayistas ingleses y escoceses (los Ensayos políticos de Hume entre 1753-1754, son una recopilación de artículos ineludible, como las del doctor Johnson sobre literatura) los enciclopedistas y revolucionarios franceses, los doctos académicos alemanes, que como Kant, ya publicaban largos artículos en semanarios y dominicales especializados; se introdujo la crítica, el ensayo y la opinión en el periodismo. Los géneros hermenéuticos de oposición y polémica, naciendo así, el periodismo de opiniónTras la Revolución Industrial se reafirma el periodismo de empresa, su carácter económico, y su inherente escritura publicitaria y de "partido"; relegando a un segundo plano al periodismo personal o de opinión crítica, aunque manteniendo su autoridad. Véanse los artículos y crónicas políticas de Marx, nada que ver con nuestro árido e incierto presente. Al mismo tiempo, se introdujo una nota particular, una novedad tolerada por su indiferencia y fragilidad, por no constituir un peligro serio en los intereses, ahora sí, de los grandes empresarios. Se instalan los cuentos y las nouvelle cortas en los rotativos comunes; Twain y Dickens son el ejemplo más destacado de ello, toda su obra fue publicada en papel pulpa antes que en libros ortodoxos destinados a rellenar anaqueles sepultados por el polvo y el olvido. La esperanza de mundos mejores en la tierra y las ilusiones puestas en la política, la educación, la sociedad civil, el mercado, el progreso en definitiva, ya son objeto de los nuevos aparatos de subjetividad, cuya finalidad es gobernar no sólo los cuerpos, sino el espíritu y la conciencia de los individuos instalados en las ficciones de libertad e igualdad que prometen los Estados con su estrenada inocenciaEl tener que decir algo a todas horas, hablar en exceso, expresar y exponerlo todo, propio de las cajas vacías ferlosianas, ya inició su brutal e imparable andadura de sal en los campos del mundo moderno.

 En el siglo XX, tirando de Benjamin y de su El autor como productor 1934, encontramos ya los puntos clave de la decadencia y degeneración del escritor de periódicos, forjado tardíamente como tal, como profesional con una formación determinada, en los siglos XVIII-XIX. Recordemos sin duda la hostilidad y agravio con que Platón situaba a los poetas en el diseño de su Estado perfecto, justo y bello. Por el bien de la comunidad les prohíbe que residan en ella, pues ve en la poesía una gran fuerza dañina. Desde entonces, la cuestión del derecho a la existencia de los escritores no se había planteado con el vigor y la agonía (agón)  con que se plantea de nuevo hoy; especialmente dentro del marco de la prensa, de los escritores de periódicos. Dejando al margen qué relación guardan los periódicos con las estructuras sociales y las fuerzas productivas propias de la época (para eso lean a Gregorio Morán), lo relevante que cave preguntar no es el qué, sino el cómo están en ellas; y por lo tanto, nos referimos de inmediato a la técnica literaria de los periodistas en su soporte textual, político. Si nos detuviéramos en la relación que guarda la tendencia política con la calidad literaria, entraríamos en un tupido y basto jardín, que excedería en mucho nuestra intención, a saber: cómo ciertas fecundas contraposiciones políticas clásicas en los periódicos, son hoy, irresolubles antinomias, estériles antagonismos. Tales como los que nos dice Benjamin que se separan desordenadamente: la ciencia y la literatura, la crítica y la producción, o la formación y la política. Según nos dice, el contenido, la "materia" del periódico, sólo puede ser organizada por el "interés", la medida de todas las cosas. Impuesto por la arrebatadora impaciencia, no sólo del político que desea una información y el especulador que busca un consejo, sino del lector, al que cada día se le dan más alimentos para paliar su insaciable impaciencia y apetito. Los periódicos dejan espacio a sus lectores para preguntar, lanzar opiniones y protestas, las conocidas "cartas al director", que son la metáfora de la disolución de la distinción entre autor y público, el escritor profesional, formado, y el lector que se cree entonces con el derecho de tomar la palabra y la pluma del escritor para defender sus intereses particulares, lo que en las socialdemocracias conocemos como -y que hay de lo mío. Aquí el público esta dispuesto ha convertirse en escritor, en periodista, a saber: descriptor y prescriptor. El lector accede a la autoría, donde el trabajo toma la palabra como un fin en sí mismo y no como un medio (como siempre recuerda mi dulce R.); donde el escribir pasa de la formación especializada a ser sustituida por la politécnica y un bien común, regulado por el capital, contra el que luchan los verdaderos escritores y periodistas para evitar la degradación de la palabra, del periódico, y en definitiva, de un cierto modo de comprender la política y la escritura.    

En el siglo XXI, encontramos este mismo problema de la colonización del trabajo, sus intereses, y lo común, en la técnica literaria de los escritores de periódicos, hiperbolizado hasta la hipertrofia. Agravado por la disolución de fronteras materiales que introduce el mundo virtual, la red de redes virtuales que abre Internet y la ignominiosa idea de que cualquiera, sin cuestionar la autonomía del que escribe y su libertad para escribir cualquier cosa, pueda adueñarse de la autoridad del escritor y el investigador, y convertirse en "creador" y "popularizador", en un crítico.  El periódico representa, desde el punto de vista técnico, la posición literaria de mayor relevancia, el criterio de selección más depurado y perfecto, más geométrico y exacto, por su distribución espacio temporal. Pero sin duda, esta posición se encuentra en manos del rival, del enemigo: el público creado por el capital; donde reside su dependencia y, por lo tanto, decadencia y degradación. Este fenómeno no sólo repercute en la esterilidad de las antinomias políticas, en la profesión y la calidad literaria y técnica del periodista, sino que invierte de una manera perversa los papeles, sin control. Pues el viejo lugar de la literatura, la escritura y el papel, es ahora la vida; la literaturalización de la vida, y la imposición del sentido trágico en el mundo. Así, la vieja hostilidad de Platón hacia los poetas, repercute hoy con el intento de rellenar ese vacío, esa ausencia, esa nada, con el tiempo muerto de la televisión, y el sentido literario de la vida.    























jueves, 3 de diciembre de 2015

Tiempo Muerto




Gabriel Albiac quizás sea uno de los pocos filósofos digno de paladear dicha sabrosa palabra, y a su vez, degustar las mieles del periodismo con una intensa actividad de columnista en ABCPocos han combinado con tanta brillantez la escritura silenciosa de los libros de filosofía y la escritura ruidosa de los periódicos, más mecánica y geométrica, admirable en su forma y estilo, aunque cuestionable en su contenido ideológico; su color es a veces demasiado chillón.  Lo único que he leído de su prosa silenciosa es Sumisiones Voluntarias (no menciono su clásico La Sinagoga Vacía, pero a su vez, lo hago). Un heterodoxo y fantástico libro (sus cursos académicos de 2005 transcritos) sobre la aparición del sujeto político (un sujeto sometido) en la filosofía política del S.XVI. Exponiendo las aportaciones de Maquiavelo, Montaigne, Pascal y Spinoza sobre el asunto inexorable de la política: cómo hacer de la libertad, el odio y la servidumbre un instrumento de la razón práctica. Sus columnas, leídas con fervor, verdaderas tecnologías de subjetividad, escritas en renglones cortos y lanzadas con la fuerza de los latigazos, ejercen un poder sugestivo e inspirador que escasamente se encuentra en el papel pulpa de los periódicos. Con un rigor y profundidad sólo comparable con su toma de partido ideológica, sus intereses, y su amanerado y vanidoso estilo, conforma un todo unitario, ardiente y combativo, como el chile más picante. Una experiencia literaria bicéfala que verdaderamente erotiza y subyuga al lector.  
Aquí, viendo Sálvame en la televisión, sobre la sumisión al tiempo muerto:  
<< Si la filosofía nace de un estupor, como quiere el clásico, no han debido jamás de hacerme una incitación más brutal a ella. Teléfono:
-Tú no tienes tele, ¿verdad?
Es Emilia Landaluce, desde la redacción de ABC.
-No. Desde el 72. Había dos canales. Y era en blanco y negro.
-¿Por qué no le echas una ojeada a esto y nos lo cuentas?
Me envía un link, para conectar desde el portátil. En 11 pulgadas, todo se vuelve bastante objetivo. Conecto. Cuatro horas. No entiendo una sola palabraNo sé quiénes son los que hablan. Los nombres -casi siempre, solo nombres propios- a los cuales se refieren en sus apasionadas -e ininteligibles- diatribas pueden ser los de cualquiera.Hay ruido, mucho ruido, eso sí. Muchísimo más del que pueda filtrar una oreja humana. Ruido que no se refiere a nada. Más que a la propia connotación emocional del ruido. Todo es autorreferencial. No hay exterior al microcosmos que es la tele. El contenido es aquí la ausencia de contenido. Todo tiempo muerto. A imagen de la vida de los telespectadores.
En 1944, Sartre encerraba a tres personajes solos en un espacio impermeable. «Huis-Clos» era una obra maestra, porque en ese hermético «mundo aparte» hacía posible reinventar todo mundo. Como infierno. O sea, como espejo. Las gentes a las cuales encierra ahora la televisión son, cada una de ellas, nadie. Con énfasis diversos en el grito. E ininteligibilidad idéntica: la que pone la superposición primaria de las voces. No hay riesgo para aquel que contempla el espectáculo. Cada uno de los que se sientan frente a la pantalla se sabe hermano de cada uno de los que gritan desde detrás. Son como él. No necesita ni siquiera entender lo que dicen. Solo reconocerse idéntico a su sintaxis. Y a su brutal fonética. Idéntica miseria. No es peor el televisor que nosotros. Es un espejo. Solo. Por eso complace. Vacío ante vacío. Beneficio infinito a coste cero.
¿De qué ha hablado esta pantalla, a o largo de cuatro horas? No tengo la menor idea. Para saberlo y descodificar su nada habría sido preciso ser parte del microcosmos. Del que está del otro lado. Del otro lado de la pantalla, ante la cual dormitan los espectadores, día tras día, tarde tras tarde, porque el televisor es la máquina perfecta para dormitar en un ensoñado mundo paralelo, al abrigo del cual todo cobra sentido y es, por tanto, soportable: aun lo más sórdido. Y es verdad que carecer de esa máquina es ser hoy un marciano. Y estar, pues, necesariamente condenado a no entender nada de cuanto sucede en torno. Es una suerte, pienso. Habrá, desde luego, quienes estén seguros de todo lo contrario.
Todo cuanto acontece en torno al televisor opera en el reconocimiento. Mutuo. Hay ruido, muchísimo ruido. Como en todas partes. A eso, en lo esencial, se reduce todo. Y un demiurgo que lo ordena. Porque es ese un estruendo ordenado. Nada es aquí aleatorio. Ni inocente. Constancia de vivir en tiempo muerto. >>
Algo de Tiempo vivo aquí.